Me considero afortunado por hacer lo que más amo (además de las malditas putas chimichangas), por divertirme en cada proyecto y dejar un poco de mi esencia en cientos personajes que han construido mi trayectoria por más de 35 años.

HACER DOBLAJE ES HACER MAGIA…

Es conservar la esencia del personaje respetando el trabajo del actor original, interpretar cada gesto y movimiento que te permitan entender su historia, adentrar tus emociones en un contexto distinto al tuyo en un instante y es ahí… cuando te entiendes ya en su espacio, que puedes darle una voz genuina, una voz real que no solo se escuche, sino que se sienta.

Llegar hasta aquí, ha significado para mí una vida de disciplina y preparación, que nunca termina por cierto.

Al momento de estar en el atril, nunca te sentirás lo suficiente gran actor para desafiar a un Guasón desgarrador de Heath Ledger en “El Caballero de la Noche”, a un desafiante Leonardo DiCaprio en “El Lobo de Wallstreet”, “Titanic” y “No Mires Arriba”, a un ingenioso Joel McHale como Elliot El Siervo en “Amigos Salvajes”, a un multifacético Steve Carell como Hammy de “Vecinos Invasores”, a Chris Pratt como Emmet Ladrikowsky en “La Gran Aventura Lego”, al divertido Marlon Wayans en ¿Y dónde están las rubias?, o Zach Galifianakis en ¿Qué pasó ayer?, sin olvidar por supuesto al maestro Ryan Raynolds en un irreverente “Deadpool”, a un retador Ryan Gosling en “El Hombre Gris”, o al encantador Jamie Dornan de “50 sombras de Grey”, en fin…

La cantidad de retos para un Actor de Doblaje es interminable, dominar cualquier género de la actuación de forma destacada implica compromiso, estudio y al final como cereza del pastel “Talento”, y éste último no es gratis, se construye con gran esfuerzo.